Los módulos tridimensionales son elementos constructivos espaciales de grandes dimensiones, que al finalizar su proceso industrial parten de la fabrica totalmente acabados y equipados.

Esta tecnología trata no sólo de industrializar la obra gruesa, sino que también incorpora en la prefabricación las instalaciones sanitarias, de provisión de agua y gas, las carpinterías ,las aberturas y acabados finales de los paramentos. Así como los tabiques divisorios internos, o bien los muros y superficies exteriores, dando como resultado un verdadero “contenedor”, quedando estos “perdidos” una vez dispuestos en la obra, tal como cómo cajas apiladas.
De esta forma, obtenemos el producto terminado y listo para su inmediata utilización, fruto del planeamiento cuasi científico y milimétrico en el proceso productivo y de un elevado grado de mecanización en la puesta en obra.
El único inconveniente que presentan estos tipos de sistemas es que son poco versátiles, dependen de las limitaciones de tamaño dadas por las dimensiones estándares de viviendas y el más complicado es el peso de estos “contenedores” los cuales deben ser transportados y elevados por grúas para su colocación en su locación definitiva.
Por ello, algunos desarrolladores de sistemas tridimensionales, sobre todo, impulsados y financiados por gobiernos de turno y trabajadores sociales, quienes tienden a la inclusión y a la igualdad social, realizan solamente el modulo “húmedo” de la vivienda, donde se concentran la mayoría de las instalaciones de un hogar (baño, cocina y lavadero). Y de esta forma, cada familia puede generar su vivienda al rededor de este módulo espacial, según lo requiera la cantidad de integrantes o de habitaciones que desean tener.
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